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Georg Christoph Lichtenberg (1742 - 1799) ,Escritor y científico alemán.
"Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto." [
"El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista."
"El grado más alto hasta donde puede elevarse un espíritu mediocre, pero provisto de experiencia, es el talento de descubrir las debilidades de los hombres que valen más que él."
"El sentimiento de la salud se adquiere solamente mediante la enfermedad."
"La enfermedad es la mayor imperfección del hombre."
Él me desprecia porque no me conoce. Yo desprecio sus acusaciones
porque me conozco
Varias veces he sido censurado por faltas que mi censor no tuvo el ingenio o
la energía de cometer
¿Crees que persigo lo singular porque desconozco lo hermoso? No; porque tú
desconoces lo hermoso, busco lo singular.
INTERMEZZO MUSICAL
< Si hay libertad de pensamiento,
uno se mueve con ligereza en su círculo; si hay control de pensamiento, aun las
ideas permitidas llegan con gesto asustadizo.
Me precipité. Lo hice con el ardor sin el cual mi vida valdría menos; pero un
poco antes de dormirme me hice amargos reproches para mitigar un golpe de
bastante peso moral.
¡Ah, cuántas veces me habré confesado a la noche, con esperanzas de que me
absuelva! ¡Y no lo ha hecho!
Me dan dolor muchas cosas que a otros sólo les dan lástima.
Con frecuencia he deseado encontrar un trocito de tierra a salvo de los
vaivenes de la moda, la costumbre y todos los prejuicios, para observar este
sistema enloquecido
Tengo el corazón por lo menos un pie más cerca de la cabeza que el resto de
los hombres. De ahí mi enorme equidad. Las decisiones pueden ser ratificadas
cuando todavía están calientes
A lo largo de mi vida me han otorgado tantos honores inmerecidos que bien
podría permitirme alguna crítica inmerecida.
Mi hipocondría es ciertamente la capacidad de extraer en cualquier suceso de
la vida, llámese como se llame, la mayor cantidad de veneno en beneficio
propio.
He vuelto a comer todo lo que me está prohibido y, gracias a Dios, me
encuentro tan mal como antes (no peor).
¡Si al menos una vez pudiera tomar una decisión para estar sano!
Mientras dura la memoria varios hombres trabajan dentro de uno mismo: el de
veinte años, el de treinta. En cuanto ésta falla, uno se empieza a quedar más y
más solo, las generaciones del yo se alejan y se burlan del viejo inerme.
A lo largo de toda mi vida he sentido estas oleadas de temor y
esperanza
El 10 de octubre de 1793 le envié a mi querida mujer una flor artificial del
jardín, hecha con hojas de distintos colores que el otoño tiró al suelo.
Representa mi estado actual. Pero no se lo dije.
Solía hablar con gran libertad en sitios donde ponían caras piadosas y, en
cambio, predicaba la virtud donde nadie más la predicaba
Aunque mi filosofía tampoco descubra nada. al menos tiene suficiente corazón
para considerar inexistentes los pensamientos establecidos.
Siempre he procurado imponerme leyes que sólo entren en vigor cuando me sea
casi imposible violarlas.
Hay cierto estado (bastante frecuente, al menos para mí ) en el que la
presencia de una persona queridísima es tan insoportable como su ausencia, o al
menos en su presencia no sentimos el placer que anticipábamos durante la
insoportable ausencia.
Uno no puede estar tan feliz como cuando tiene la certeza de vivir sólo
en este mundo. Mi desgracia estriba en no vivir jamás en este mundo
sino en sus posibles desarrollos
Sé que he pensado mucho más de lo que he leído; por eso ignoro muchas de las
cosas que el mundo sabe. Al estar en sociedad me equivoco con frecuencia y esto
me inclina a la timidez. Si pudiera decir todo lo que he reflexionado, íntegro,
tal y como está en mí, no hay duda de que obtendría el aplauso del mundo, pero
ciertas cosas no se pueden extirpar de un modo provechoso.
La riqueza también se obtiene ahorrando
verdades de a centavo.
Nada me alienta tanto como cuando he entendido algo difícil y, sin embargo,
trato de entender algo menos difícil. Debo intentarlo más a menudo.
Cuando releo mis viejos cuadernos de reflexiones, a veces doy con una idea
propia que me satisface.
En el camino de la ciencia recorrí cien veces el mismo tramo, de ida y
vuelta, como los perros que salen a pasear con sus dueños. Y cuando llegué
estaba exhausto.
Tenía entonces 54 años, una edad en que —aun en los poetas— el entendimiento
y la pasión empiezan a conferenciar sobre artículos de paz, y por lo general la
alcanzan no mucho después.
Daría parte de mi vida con tal de saber cuál era la temperatura promedio en
el paraíso.
Ya que se escribe en público de pecados secretos, me he propuesto escribir en
secreto de pecados públicos.
He escrito buena cantidad de borradores y pequeñas reflexiones. No esperan el
último toque sino los rayos de sol que los despierten.
"La moderación presupone el placer; la abstinencia, no. Por eso hay más abstemios que moderados"
"Mi hipocondría, a decir verdad, es un talento especial que consiste en esto: saber extraer de cada incidente de la vida, sea cual sea el nombre que lleve, la mayor cantidad de veneno para mi propio uso."
"Un libro es una especie de espejo, cuando un mono se mira en él, no descubre la imagen de un apostol."
"La ocasión hace al ladrón, pero también a los grandes hombres."