miércoles, 13 de enero de 2010
domingo, 10 de enero de 2010
Sobre la moral y el poder militar del imperio
Jose Luiz Fiori (ALAI)
Al recibir el Nobel de la Paz, Obama recurrió a las ideas de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino sobre la legitimidad moral de las "guerras justas". Al hacer eso, reanudó la tesis medieval de que existiría una única moral internacional, situada por encima de todas las culturas y civilizaciones.
"En el grado de cultura en que todavía se encuentra el género humano, la guerra es un medio inevitable para extender la civilización, y sólo después de que la cultura se haya desarrollado (Dios sabe cuando), será saludable y posible una paz perpetua." Immanuel] [Kant, "Comienzo verosímil de la historia humana", 1796.
La confusión ya era grande, y fue aún mayor, después del discurso del presidente norteamericano, Barack Obama, en defensa de la guerra, al recibir el Premio Nobel de la Paz, de 2009. Como liberal, Obama pudo haber utilizado los argumentos del filósofo alemán, Immanuel Kant (1724-1804), que también defendió, en su época, la legitimidad de las guerras, como medio de difusión de la civilización europea, hasta que llegase la hora de la "paz perpetua". Pero Obama prefirió volver a la Edad Media y recurrir a las ideas de San Agustín (354-430) y de Santo Tomás de Aquino (1225-1274) sobre la legitimidad moral de las "guerras justas".
La opción del presidente Obama no fue casual: a través de los santos católicos, en vez de los filósofos iluministas, él intentó reanudar la tesis medieval de que existiría una única moral internacional, situada por encima de todas las culturas y civilizaciones, capaz de abarcar los juicios objetivos e imparciales sobre la conducta de todos los pueblos y todos los estados. Y no debe haber pasado desapercibido al presidente Obama que el argumento de la "guerra justa" - sobre todo en el caso de Santo Tomás de Aquino- estuvo asociado con el proyecto de construcción de una monarquía universal de la Iglesia Católica, en los siglos XII y XIII. Lo que quizás él haya olvidado o desestimado fue que ese proyecto "cosmopolita" de Roma fue derrotado y desapareció después del nacimiento de los estados nacionales europeos. Al igual que la tesis de la "guerra justa" fue archivada después de la crítica demoledora de Hugo Grotius (1583-1645), el jurista holandés y liberal que demostró que en el nuevo sistema inter-estatal que se había formado en Europa era posible que frente a la única "justicia objetiva", coexistiesen varias "inocencias subjetivas".
En otras palabras: aun si se creyera en la existencia de una sola moral internacional dentro de un sistema de estados con igual poder, no habría jamás manera de arbitrar "objetivamente" sobre la legitimidad de una guerra entre dos estados. Por esto, en la práctica, este arbitraje correspondió siempre, a través de los tiempos, a los estados que tuvieron capacidad de imponer sus intereses y sus valores, como si fuesen intereses y valores universales. En los siglos siguientes, esta "paradoja de Grotius" se transformó en la principal contradicción y límite de la utopía liberal inventada por los europeos. Thomas Hobbes (1588-1679) e Immanuel Kant (1724-1804) percibieron desde el primer momento del nuevo sistema que la garantía del orden de los estados y de la libertad de los individuos exigía la presencia de un poder soberano absoluto, situado por encima de todos los demás poderes, y de la propia libertad de los individuos. Por otro lado, François Quesnais (1694-1774) y la escuela liberal de los fisiócratas franceses también concluyeron que el buen funcionamiento de una economía de mercado requerirá siempre de un "tirano esclarecido" que eliminase, por la fuerza, los obstáculos políticos al propio mercado. Y por último, Immanuel Kant concluyó que las guerras eran un medio inevitable de difusión de la civilización europea.
En todos los casos, se puede identificar la misma paradoja en el reconocimiento liberal de la necesidad del poder y de la guerra para difundir y sustentar la propia moral en que se funda la libertad, y el reconocimiento de que, en el campo de las relaciones internacionales, lo que se llama la "moral internacional" será siempre la "moral" de los pueblos y de los estados más poderosos. Edward Carr (1892-1982), el padre de la teoría política internacional inglesa, se refirió a estos países como miembros del "círculo de los creadores de la moral internacional", formado en los dos últimos siglos, por Gran Bretaña, los EE UU y Francia.
Para entender en la práctica cómo se dan estas relaciones, basta mirar hoy la posición de los anglosajones y de los franceses respecto al programa nuclear de Irán. Estados Unidos patrocinaron el golpe que depuso al presidente electo de Irán, en 1953, y apoyaron al régimen autoritario del sha Reza Pahlavi, junto con su programa nuclear, hasta su derrocamiento en 1979. Pero antes de esto, ya habían permitido que Israel tuviese acceso a la tecnología nuclear, con el auxilio de Francia y de Gran Bretaña, allá por 1965. Cuando entró en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear, en 1970, EE UU, Gran Bretaña y Francia conocían y escondieron el arsenal atómico de Israel, y nunca protestaron contra Israel por no haber firmado el tratado, ni haber aceptado las inspecciones de la Agencia de Energía Atómica de la ONU, además de haber rechazado la Resolución 487, de 1981, del Consejo de Seguridad de la ONU, que se proponía colocar las "facilidades atómicas" de Israel bajo la supervisión de la AIEA. Como resultado de esto, existe hoy una asimetría gigantesca de poder militar dentro de Oriente Medio: por un lado 15 países, con 260 millones de habitantes, y por otro, sólo Israel, con sólo 7,5 millones de habitantes y 20 mil km2, posee un arsenal de cerca de 250 cabezas atómicas, con un sistema balístico extremadamente sofisticado, y con el apoyo permanente de la capacidad atómica y de ataque de EE UU, dentro del propio Oriente Medio.
En este contexto, el olvido del "poder" en el tratamiento de la "cuestión nuclear iraní", y su sustitución por un juicio moral y de política interna, es una hipocresía y una manipulación publicitaria. Por ello, cuando se lee hoy la prensa estadounidense – en particular los periódicos liberales de Nueva York – uno se queda con la impresión de que las bombas de Hiroshima y Nagasaki cayeron del cielo, sin que hubiese habido interferencia de los aviones norteamericanos en el único ataque atómico jamás llevado a cabo sobre poblaciones civiles en la historia de la humanidad. Uno se queda con la impresión que el arsenal atómico de Israel también cayó del cielo sin la interferencia de Francia y de la Gran Bretaña, y con aquiescencia de EE UU, los grandes "creadores de la moral internacional". Y lo que es peor, se queda uno con la impresión que el Holocausto sucedió en Irán, o en el mundo islámico, y no en la Alemania del filósofo Immanuel Kant, situada en el corazón de la Europa cristiana. (Traducción ALAI).
- Jose Luiz Fiori, filósofo y científico de política internacional, Universidad Federal de Río de Janeiro.
Artículo originalmente publicado en portugués en la Agencia Carta Mayor de Brasil.
http://alainet.org/active/35380
Al recibir el Nobel de la Paz, Obama recurrió a las ideas de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino sobre la legitimidad moral de las "guerras justas". Al hacer eso, reanudó la tesis medieval de que existiría una única moral internacional, situada por encima de todas las culturas y civilizaciones.
"En el grado de cultura en que todavía se encuentra el género humano, la guerra es un medio inevitable para extender la civilización, y sólo después de que la cultura se haya desarrollado (Dios sabe cuando), será saludable y posible una paz perpetua." Immanuel] [Kant, "Comienzo verosímil de la historia humana", 1796.
La confusión ya era grande, y fue aún mayor, después del discurso del presidente norteamericano, Barack Obama, en defensa de la guerra, al recibir el Premio Nobel de la Paz, de 2009. Como liberal, Obama pudo haber utilizado los argumentos del filósofo alemán, Immanuel Kant (1724-1804), que también defendió, en su época, la legitimidad de las guerras, como medio de difusión de la civilización europea, hasta que llegase la hora de la "paz perpetua". Pero Obama prefirió volver a la Edad Media y recurrir a las ideas de San Agustín (354-430) y de Santo Tomás de Aquino (1225-1274) sobre la legitimidad moral de las "guerras justas".
La opción del presidente Obama no fue casual: a través de los santos católicos, en vez de los filósofos iluministas, él intentó reanudar la tesis medieval de que existiría una única moral internacional, situada por encima de todas las culturas y civilizaciones, capaz de abarcar los juicios objetivos e imparciales sobre la conducta de todos los pueblos y todos los estados. Y no debe haber pasado desapercibido al presidente Obama que el argumento de la "guerra justa" - sobre todo en el caso de Santo Tomás de Aquino- estuvo asociado con el proyecto de construcción de una monarquía universal de la Iglesia Católica, en los siglos XII y XIII. Lo que quizás él haya olvidado o desestimado fue que ese proyecto "cosmopolita" de Roma fue derrotado y desapareció después del nacimiento de los estados nacionales europeos. Al igual que la tesis de la "guerra justa" fue archivada después de la crítica demoledora de Hugo Grotius (1583-1645), el jurista holandés y liberal que demostró que en el nuevo sistema inter-estatal que se había formado en Europa era posible que frente a la única "justicia objetiva", coexistiesen varias "inocencias subjetivas".
En otras palabras: aun si se creyera en la existencia de una sola moral internacional dentro de un sistema de estados con igual poder, no habría jamás manera de arbitrar "objetivamente" sobre la legitimidad de una guerra entre dos estados. Por esto, en la práctica, este arbitraje correspondió siempre, a través de los tiempos, a los estados que tuvieron capacidad de imponer sus intereses y sus valores, como si fuesen intereses y valores universales. En los siglos siguientes, esta "paradoja de Grotius" se transformó en la principal contradicción y límite de la utopía liberal inventada por los europeos. Thomas Hobbes (1588-1679) e Immanuel Kant (1724-1804) percibieron desde el primer momento del nuevo sistema que la garantía del orden de los estados y de la libertad de los individuos exigía la presencia de un poder soberano absoluto, situado por encima de todos los demás poderes, y de la propia libertad de los individuos. Por otro lado, François Quesnais (1694-1774) y la escuela liberal de los fisiócratas franceses también concluyeron que el buen funcionamiento de una economía de mercado requerirá siempre de un "tirano esclarecido" que eliminase, por la fuerza, los obstáculos políticos al propio mercado. Y por último, Immanuel Kant concluyó que las guerras eran un medio inevitable de difusión de la civilización europea.
En todos los casos, se puede identificar la misma paradoja en el reconocimiento liberal de la necesidad del poder y de la guerra para difundir y sustentar la propia moral en que se funda la libertad, y el reconocimiento de que, en el campo de las relaciones internacionales, lo que se llama la "moral internacional" será siempre la "moral" de los pueblos y de los estados más poderosos. Edward Carr (1892-1982), el padre de la teoría política internacional inglesa, se refirió a estos países como miembros del "círculo de los creadores de la moral internacional", formado en los dos últimos siglos, por Gran Bretaña, los EE UU y Francia.
Para entender en la práctica cómo se dan estas relaciones, basta mirar hoy la posición de los anglosajones y de los franceses respecto al programa nuclear de Irán. Estados Unidos patrocinaron el golpe que depuso al presidente electo de Irán, en 1953, y apoyaron al régimen autoritario del sha Reza Pahlavi, junto con su programa nuclear, hasta su derrocamiento en 1979. Pero antes de esto, ya habían permitido que Israel tuviese acceso a la tecnología nuclear, con el auxilio de Francia y de Gran Bretaña, allá por 1965. Cuando entró en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear, en 1970, EE UU, Gran Bretaña y Francia conocían y escondieron el arsenal atómico de Israel, y nunca protestaron contra Israel por no haber firmado el tratado, ni haber aceptado las inspecciones de la Agencia de Energía Atómica de la ONU, además de haber rechazado la Resolución 487, de 1981, del Consejo de Seguridad de la ONU, que se proponía colocar las "facilidades atómicas" de Israel bajo la supervisión de la AIEA. Como resultado de esto, existe hoy una asimetría gigantesca de poder militar dentro de Oriente Medio: por un lado 15 países, con 260 millones de habitantes, y por otro, sólo Israel, con sólo 7,5 millones de habitantes y 20 mil km2, posee un arsenal de cerca de 250 cabezas atómicas, con un sistema balístico extremadamente sofisticado, y con el apoyo permanente de la capacidad atómica y de ataque de EE UU, dentro del propio Oriente Medio.
En este contexto, el olvido del "poder" en el tratamiento de la "cuestión nuclear iraní", y su sustitución por un juicio moral y de política interna, es una hipocresía y una manipulación publicitaria. Por ello, cuando se lee hoy la prensa estadounidense – en particular los periódicos liberales de Nueva York – uno se queda con la impresión de que las bombas de Hiroshima y Nagasaki cayeron del cielo, sin que hubiese habido interferencia de los aviones norteamericanos en el único ataque atómico jamás llevado a cabo sobre poblaciones civiles en la historia de la humanidad. Uno se queda con la impresión que el arsenal atómico de Israel también cayó del cielo sin la interferencia de Francia y de la Gran Bretaña, y con aquiescencia de EE UU, los grandes "creadores de la moral internacional". Y lo que es peor, se queda uno con la impresión que el Holocausto sucedió en Irán, o en el mundo islámico, y no en la Alemania del filósofo Immanuel Kant, situada en el corazón de la Europa cristiana. (Traducción ALAI).
- Jose Luiz Fiori, filósofo y científico de política internacional, Universidad Federal de Río de Janeiro.
Artículo originalmente publicado en portugués en la Agencia Carta Mayor de Brasil.
http://alainet.org/active/35380
jueves, 7 de enero de 2010
POEMAS INÉDITOS DE ROSA RUBIO
DE “LIBÉRRIMAS”
Desde la aurora
Hasta la noche,rezos.
A quién? Al viento.
.....................
natural ,como
el agua que transcurre,
quisiera vivir.
.....................
tardes de lluvia,
tan lejos de la casa.
Siento nostalgia.
......................
ya cayó una hoja
mustia sobre la alfombra,
y sólo es marzo.
.........................
creo que aparece,
imagino que lo veo.
Siempre estuvo aquí.
.........................
en frente la mar,
fuera,todo igualado,
dentro,el silencio.
.........................
abandono mi inexistente
construcción de árbol,
vacío de flores y frutos.
.........................
casa vieja,
penas olvidadas
ilusiones deshechas.
..........................
rojinegro entre el verdor.
La tarde se diluye.
Nada espero.
...................................
en el momento
en que te estoy mirando,
tiempo,hablas por mí?
...................................
joven enfermo
paso tambaleante,
voluntad vaciada
reflejo de luna en agua,
la corriente está corriendo,
mas la luna, dónde está?
................................
se acaba el verano,
mis años también.
Dejo otra ilusión.
.................................
palabra que enseña,
palabra que miente,
silencio qué expresas?
................................
reflejo de luna en agua,
la corriente está corriendo,
mas la luna dónde está?
...............................
se va aquietando
el tumulto de mi sangre.
Dónde estás,pensamiento?
.............................
penetrando el silencio
con todos los seres
entro en el lenguaje
expresando lo inefable.
..........................
vaciada,
libre.
Sí , pero de qué?
Desde la aurora
Hasta la noche,rezos.
A quién? Al viento.
.....................
natural ,como
el agua que transcurre,
quisiera vivir.
.....................
tardes de lluvia,
tan lejos de la casa.
Siento nostalgia.
......................
ya cayó una hoja
mustia sobre la alfombra,
y sólo es marzo.
.........................
creo que aparece,
imagino que lo veo.
Siempre estuvo aquí.
.........................
en frente la mar,
fuera,todo igualado,
dentro,el silencio.
.........................
abandono mi inexistente
construcción de árbol,
vacío de flores y frutos.
.........................
casa vieja,
penas olvidadas
ilusiones deshechas.
..........................
rojinegro entre el verdor.
La tarde se diluye.
Nada espero.
...................................
en el momento
en que te estoy mirando,
tiempo,hablas por mí?
...................................
joven enfermo
paso tambaleante,
voluntad vaciada
reflejo de luna en agua,
la corriente está corriendo,
mas la luna, dónde está?
................................
se acaba el verano,
mis años también.
Dejo otra ilusión.
.................................
palabra que enseña,
palabra que miente,
silencio qué expresas?
................................
reflejo de luna en agua,
la corriente está corriendo,
mas la luna dónde está?
...............................
se va aquietando
el tumulto de mi sangre.
Dónde estás,pensamiento?
.............................
penetrando el silencio
con todos los seres
entro en el lenguaje
expresando lo inefable.
..........................
vaciada,
libre.
Sí , pero de qué?
DOCUMENTALES IMPRESCINDIBLES:EL BANQUERO DE LOS HUMILDES

EL BANQUERO DE LOS HUMILDES
LE BANQUIER DES HUMBLES
DE AMIRUL ARHAM
FRANCIA,BANGLADESH,2000
En Bangladesh,MUHAMMED YUNUS(PREMIO NOBEL DE LA PAZ),reconocido economista,abandonó la cátedra universitaria y asumió el desafío de hacer Préstamos únicamente a los pobres independientemente de consideraciones económicas,Religiosas o políticas,creando de este modo el GRAMEEN BANK,el primer banco de microcrédito en el mundo.Su funcionamiento es sencillo:permitir a los necesitados y en particular a las mujeres-las más perjudicadas por el sistema- que accedan al capital para que financien sus actividades.Esta formidable revolución silenciosa implica a millones de individuos ya que redefine la relación entre el banquero y el cliente a largo plazo.El banco ha hecho posible el desarrollo y la mejora de vida de la gente más humilde,sobre todo de las mujeres del medio rural.película que nos deja un mensaje de esperanza:LA POBREZA EXTREMA NO ESTÁ CONDENADA A LA PERMANENTE EXCLUSIÓN GLOBAL.
-NO SE PUDO ENCONTRAR EN YOU TUBE ESCENAS DEL DOCUMENTAL.CURIOSO,NO?
miércoles, 6 de enero de 2010
HILDEBRANDT :Monos en Pittsburgh
IMPERDIBLE COLUMNA PUBLICADA EN SETIEMBRE 2009
La reunión de Pittsburgh ha servido para confirmar lo que ya sabíamos: los líderes del mundo no entienden lo que está pasando y son parte del problema, no de la solución.
Ante un sistema de producción y consumo que nos lleva al suicidio planetario, los G-8, convertidos hoy en G-20, ¿qué proponen?
Más ayudas estatales (o sea más dinero ficticio) para el archipodrido sistema financiero internacional.
Es decir que los banqueros, esa mafia que Chicago no llegó a ver, van a seguir recibiendo papel moneda con el que pagar las deudas que sus prácticas de traficantes crearon y engordaron.
“Limitaremos las primas a los funcionarios de la banca”, anunciaron en Pittsburgh.
Pero los banqueros europeos advirtieron que “las regulaciones” al sistema financiero no debían ser “muy rígidas” porque ello podría “frenar las inversiones”.
Si un observador inteligente y cósmico nos viera y nos oyera desde un puesto de observación casi perpendicular a Pittsburgh –es decir, si Dios existiera-, se preguntaría:
-¿Pero es que estos son imbéciles de nacimiento o tuvieron que aprender a ser así?
Claro, porque frente a un mundo que se desvanece envenenado por las perforaciones petroleras y los relaves mineros, ¿qué significa darle un 5% más de representación en el Fondo Monetario Internacional a las economías emergentes?
Significa nada.
Y más que nada es que estos dirigentes del mundo no entiendan el mensaje que claman los glaciares, los polos calentados, Groenlandia en peligro: el sistema actual de producción y consumo tiene que detenerse. La Tierra no lo tolera más. La humanidad no lo tolera más.
Tenemos que cambiar de raíz nuestros paradigmas. Y empezar ahora.
Que sea considerado nefasto, por ejemplo, que el Producto Interno Bruto mundial crezca sin cesar. ¿Qué superstición indigna nos lleva a pensar que producir y consumir, como si no hubiera mañana, es vivir?
Que el crecimiento no consista en la invención de necesidades pueriles. ¿Cuán despreciables nos volvemos cada vez que somos siervos del sistema de comprar y tirar? Cada vez que hacemos eso nosotros mismos somos de usar y tirar.
Que la comunicación no sea una emboscada de la publicidad. Porque de eso se trata: se talan bosques para que millones de toneladas de basura se puedan imprimir con cada vez mejores colores. Y se estupidiza a la gente para que, entre publicidad y publicidad, coma sobras de la farándula global.
Que sea posible una protesta mundial en contra de la corrupción de la política, hoy sirvienta de las corporaciones.
Que el hambre y las enfermedades surgidas de la desnutrición sean considerados un crimen. Porque con la décima parte del gasto mundial en armas todo eso se solucionaría.
La Tierra tiene un hueco en el ozono y a un mono peligroso y anacrónico a cargo de sus políticas.
Ese mono puede apellidarse Calderón, Obama, o Berlusconi. Lo único cierto es que es un mono con una metralleta. Un mono cautivo del hidrocarburo y de la idea del desarrollo infinito con recursos finitos.
Cuando los océanos suban metros y las ciudades ribereñas desaparezcan y las migraciones enloquezcan, ¿a quiénes les vamos a pedir cuentas?
Los monos Cheney y Bush estarán muertos. Macacos emergentes los reemplazarán. Y seguirán diciendo que están preocupados por “la crisis alimentaria” (creada por ellos), “la crisis energética” (impulsada por sus modelos insostenibles), y “el cambio climático” (frente al cual no se atreverán a tomar ninguna medida seria y pronta porque en ello se les va el pellejo).
Tuvimos mala suerte.
Un hombre como Marx debió de nacer en esta época. Un hombre como Mandela no debía ser tan viejo. El ejército verde debió desfilar por una plaza sembrada de abedules.
La única certeza es que tenemos que deshacernos de los monos. Me refiero, claro, a los monos que firman los documentos del G-20.
Frente a esos monos antiambientalistas ser radical no es una opción. Es un deber.
La reunión de Pittsburgh ha servido para confirmar lo que ya sabíamos: los líderes del mundo no entienden lo que está pasando y son parte del problema, no de la solución.
Ante un sistema de producción y consumo que nos lleva al suicidio planetario, los G-8, convertidos hoy en G-20, ¿qué proponen?
Más ayudas estatales (o sea más dinero ficticio) para el archipodrido sistema financiero internacional.
Es decir que los banqueros, esa mafia que Chicago no llegó a ver, van a seguir recibiendo papel moneda con el que pagar las deudas que sus prácticas de traficantes crearon y engordaron.
“Limitaremos las primas a los funcionarios de la banca”, anunciaron en Pittsburgh.
Pero los banqueros europeos advirtieron que “las regulaciones” al sistema financiero no debían ser “muy rígidas” porque ello podría “frenar las inversiones”.
Si un observador inteligente y cósmico nos viera y nos oyera desde un puesto de observación casi perpendicular a Pittsburgh –es decir, si Dios existiera-, se preguntaría:
-¿Pero es que estos son imbéciles de nacimiento o tuvieron que aprender a ser así?
Claro, porque frente a un mundo que se desvanece envenenado por las perforaciones petroleras y los relaves mineros, ¿qué significa darle un 5% más de representación en el Fondo Monetario Internacional a las economías emergentes?
Significa nada.
Y más que nada es que estos dirigentes del mundo no entiendan el mensaje que claman los glaciares, los polos calentados, Groenlandia en peligro: el sistema actual de producción y consumo tiene que detenerse. La Tierra no lo tolera más. La humanidad no lo tolera más.
Tenemos que cambiar de raíz nuestros paradigmas. Y empezar ahora.
Que sea considerado nefasto, por ejemplo, que el Producto Interno Bruto mundial crezca sin cesar. ¿Qué superstición indigna nos lleva a pensar que producir y consumir, como si no hubiera mañana, es vivir?
Que el crecimiento no consista en la invención de necesidades pueriles. ¿Cuán despreciables nos volvemos cada vez que somos siervos del sistema de comprar y tirar? Cada vez que hacemos eso nosotros mismos somos de usar y tirar.
Que la comunicación no sea una emboscada de la publicidad. Porque de eso se trata: se talan bosques para que millones de toneladas de basura se puedan imprimir con cada vez mejores colores. Y se estupidiza a la gente para que, entre publicidad y publicidad, coma sobras de la farándula global.
Que sea posible una protesta mundial en contra de la corrupción de la política, hoy sirvienta de las corporaciones.
Que el hambre y las enfermedades surgidas de la desnutrición sean considerados un crimen. Porque con la décima parte del gasto mundial en armas todo eso se solucionaría.
La Tierra tiene un hueco en el ozono y a un mono peligroso y anacrónico a cargo de sus políticas.
Ese mono puede apellidarse Calderón, Obama, o Berlusconi. Lo único cierto es que es un mono con una metralleta. Un mono cautivo del hidrocarburo y de la idea del desarrollo infinito con recursos finitos.
Cuando los océanos suban metros y las ciudades ribereñas desaparezcan y las migraciones enloquezcan, ¿a quiénes les vamos a pedir cuentas?
Los monos Cheney y Bush estarán muertos. Macacos emergentes los reemplazarán. Y seguirán diciendo que están preocupados por “la crisis alimentaria” (creada por ellos), “la crisis energética” (impulsada por sus modelos insostenibles), y “el cambio climático” (frente al cual no se atreverán a tomar ninguna medida seria y pronta porque en ello se les va el pellejo).
Tuvimos mala suerte.
Un hombre como Marx debió de nacer en esta época. Un hombre como Mandela no debía ser tan viejo. El ejército verde debió desfilar por una plaza sembrada de abedules.
La única certeza es que tenemos que deshacernos de los monos. Me refiero, claro, a los monos que firman los documentos del G-20.
Frente a esos monos antiambientalistas ser radical no es una opción. Es un deber.
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