viernes, 12 de marzo de 2010

EL CAVIARAJE COMO INSULTO:EL ESTIGMA CAVIAR

LA VULGRIDAD DE LA ULTRADERECHA CREÒ UNA FORMA DE INSULTO QUE NO TIENE NADA QUE VER CON NUESTRO
CONTEXTO SOCIO-CULTURAL.....

Desde hace algunos años el sambenito “caviar” es aplicado a personas e instituciones vinculadas a la defensa de los derechos humanos y sociales, entre otros temas. Luego de la sentencia a Alberto Fujimori y la sangrienta reaparición de Sendero Luminoso en el VRAE, los ataques han arreciado: detrás de cualquier iniciativa democrática siempre hay un caviar. Pero no hay nada más demagógico.

Por Raúl Mendoza LA REPÙBLICA

Izquierda caviar. Caviares. Caviaraje. Progresía. Políticamente correctos. Todos estos clichés maniqueos han sido soltados en los últimos años a los sectores vinculados a la defensa de los derechos humanos –o cualquier tema reivindicativo o social– en el país. Atrás ha quedado el término ‘cívicos’. Hoy si uno es de universidad particular, trabaja en una ONG, tiene inquietud social y es blanco o colorado, seguro que es un maldito ‘caviar’. Aunque nunca haya estado cercano a la izquierda, ni sea hijito de papá y tenga que chambear para vivir.

“Hoy el término caviar en el Perú no solo designa a alguien de izquierda, sino a cualquiera con posiciones democráticas. Y a raíz de la sentencia de 25 años a Fujimori, los sectores que usan ese término para desacreditar son realmente extremistas. Atacan a los defensores de derechos humanos, a los defensores de la democracia y hasta a la Defensoría del Pueblo, que estaría llena de caviares”, dice el ex ministro Fernando Rospigliosi, autor de una columna que con espíritu burlón ha llamado “Huevos de esturión”. O sea, caviar.

Los ataques, en efecto, han arreciado después de la condena a Fujimori y también tras la muerte de 15 soldados en el VRAE a manos de una columna senderista. Desde entonces, los jueces que dictaron la sentencia contra el ex fugitivo y la gente que trabajó con ellos son caviares, los abogados de la defensa siempre lo fueron y los medios de comunicación que esperaban una condena también son caviares. Y desde el ataque a la patrulla militar cualquiera que abogue por los derechos humanos es, asimismo, caviarazo.

“Extranjeros y ONG caviar redactaron sentencia de Fujimori” tituló un diario vinculado al fujimontesinismo y a las fuerzas armadas hace poco. Otro diario habla de una izquierda jurídica –un pensamiento dominante en el país, según ellos– detrás de la sentencia. En el caso de los DDHH, las ONG dedicadas al tema son cómplices de Sendero y perseguidores de los soldados ‘que ponen el pecho’. La defensora del Pueblo, Beatriz Merino, es, para estos sectores, paradigma de la estirpe progre-caviar.

“El término incluye hoy a personas que no tienen el mínimo asomo de izquierdismo como Mario Vargas Llosa, por su apoyo al futuro Museo de la Memoria. O la periodista Rosa María Palacios, por haber dado tribuna a ciertos temas. Incluso un diario históricamente alejado de la izquierda, un diario liberal como El Comercio es tildado así por su defensa de los derechos humanos”, dice Wilfredo Ardito, abogado y profesor universitario. La República tendría un montón de columnistas caviares.

¿Quiénes atacan a ‘los caviares’? Varios sectores, según el analista Alberto Adrianzén: fujimoristas, apristas, ultraizquierdistas, la derecha, los senderistas, las fuerzas armadas. Y también el brazo mediático: La Razón, Expreso, Correo y algunas páginas en internet vinculadas al fujimorismo. “Se ataca a todos aquellos que tuvieron papel importante en la lucha contra Fujimori, a los que tuvieron cargos importantes con Paniagua y a quienes defienden hoy posiciones democráticas”, dice.

Miente que algo queda

A comienzos de mes, apenas conocida la sentencia de 25 años contra Alberto Fujimori, sus seguidores empezaron con los cánticos de combate en las afueras de la Diroes, en Vitarte. “¡Abajo los caviares!”, gritaban algunos. Un reportero de un programa de televisión dominical se acercó a alguien que gritaba con su polo naranja: “señora, ¿quiénes son los caviares?” “Humm… No sé”, dijo una. Repitió la pregunta con otra: “los terroristas, pues”. Muchos de los presentes ni sabían contra quién protestaban.

“Un término que al comienzo se usó para calificar a ciertos izquierdistas –el término es francés– de sectores medios y altos, atribuyéndoles hábitos que no iban con su ideología, ha pasado a designar hoy a sectores comprometidos con temas sociales, civiles, éticos. El término se usa aquí con demasiada amplitud”, sostiene Ardito. También llama la atención acerca de que muchos profesionales que trabajan en ONGs son tildados de esta forma y son todo lo opuesto al significado inicial que tenía ‘caviar’.

“Muchos son profesionales esforzados, que viven sin lujos, toman su combi para ir al trabajo, ganan sueldos limitados. Los sectores que atacan mienten cuando hablan de una burocracia caviar o términos parecidos. Creo que lo que se busca es desprestigiar. No hay seriedad en muchas de las acusaciones que hacen”, precisa Ardito, autor de un ‘caviarómetro’. Sobre esto, dice que el término se usa en los propios sectores izquierdistas, pero sin la connotación peyorativa que le dan quienes los atacan en serio.

Pero la descalificación a ‘los caviares’ no solo considera su actuación en diversos casos, sino que hasta censuran la universidad donde estudiaron y los lugares donde trabajan. A Salomón Lerner le han dado duro por haber sido presidente de la Comisión de la Verdad y por su trayectoria en la Universidad Católica, que sería –según esta óptica– un bastión caviar. La descalificación es también intelectual. “Es decir: si eres blanco no tienes derecho a hablar de esto, si estudiaste aquí, tampoco”, dice Ardito.

¿Qué se busca con todo esto? “Arrinconar a un sector que tiene una opinión sustentada y democrática, y ha cumplido una actuación importante en los últimos años”, dice Adrianzén. También encuentra un segundo objetivo: “Esta campaña está orientada a evitar que un sector democrático ocupe puestos claves en el Estado porque eso afecta a determinados intereses”. Hallamos un tercer objetivo: Se busca generar la desconfianza de la población en estos sectores y detener con ello posiciones democráticas.

En cualquier país la defensa de los derechos humanos, las reivindicaciones sociales, la defensa del medioambiente y de la vida, es tarea de ciudadanos concientes. Recordando el fujimorismo 90-2000 podríamos decir que en esa década cualquiera que tuviera posiciones democráticas y éticas y enfrentara el poder podía ser tildado de terrorista. Hoy la palabra caviar se usa casi en los mismos términos. ¿Una suerte de macartismo a la peruana? No es igual, pero se parece.

ESTE EL VERDADERO CAVIAR O HUEVO DE ESTURIÒN...

EL ASESINO DIFUSO-DEL FILM LUGARES COMUNES

El asesino difuso





"El escritor escribe. Si alguien quiere aprender a escribir podrá llegar a ser una persona que escribe, pero nunca será un escritor. Según Raymond Chandler entonces, soy un escritor ya que escribo. Me faltaría saber si escribo bien y si tengo un estilo propio. El estilo no se busca, se tiene o no se tiene y no se sabe el por qué.


Nadie mejor que yo sabrá si escribo bien, vivo de eso, vivo de criticar y analizar lo que otros han escrito. Enseño literatura. El íntimo menosprecio que siento por mí mismo alimenta mi autocrítica. No me será necesario esperar la aprobación de algún editor, si esto que hoy comienzo resulta una basura o es solo mediocre, o no tiene la calidad que espero encontrar al leer obras ajenas y que siempre ha sido escasa. Este manuscrito entonces, nunca conocerá la elegancia del Garamond o la vulgaridad de cualquier otra tipografía. Lo leerá Lili, algún amigo, tal vez mi hijo. Con Lili me alcanza. Escribo por ella y para ella.






No sé si lo que nos pasa es una historia que valga la pena contar, no sé si hay una historia o si esto será un diario o un cuaderno de notas. Sé que hay desorden, decepción, desconcierto. Hay un país que nos destruye, un mundo que nos expulsa, un asesino difuso que nos marca día a día sin que nos demos cuenta. No tengo una respuesta. El vivo ha de atar cabos en plena oscuridad.

(…)
Lili dijo que uno sabe pero se olvida de que sabe, esa es la manera de convivir con la lucidez pero la cosa se complica cuando uno no se puede olvidar.El despertar de la lucidez puede no suceder nunca pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo y cuando llega se queda para siempre.Cuando se percibe el absurdo, el sinsentido de la vida, se percibe también que no hay metas y que no hay progreso. Se entiende, aunque no se lo quiere aceptar, que la vida nace con la muerte adosada. Que la vida y la muerte no son consecutivas sino simultáneas e inseparables.Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.




(…)
La lucidez es un don y es un castigo. Esta todo en la palabra. Lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer y Lucifer viene de Luz y de Fergus, que quiere decir el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior: el bien y el mal, todo junto, el placer y el dolor. La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría será el placer de ser consciente de la propia lucidez. El silencio de la comprensión, el silencio del mero estar. En esto se van los años. En esto se fue la bella alegría animal.
(…)


El lúcido puede seguir viviendo mientras conserve el instinto de la especie, el impulso vital. Es muy posible que con los años esa fuerza instintiva y oscura se pierda Es necesario entonces apelar a algo parecido a la fe, hay que inventarse un motivo, una meta que nos permita reemplazar el impulso animal que se ha perdido por una voluntad fríamente racional. Pero esa voluntad es un motor muy difícil de mantener. De repente sin motivo se va, se apaga, desaparece. Es entonces cuando se sigue o no se sigue. Se puede o no se puede. Y si no se puede no hay culpa. No importa el amor de los otros, ni el amor que uno siente por ellos. Si uno no sigue, todo sigue sin uno y sigue igual. Todo pasa, la ausencia pasa. Se conoce la muerte antes de morir. Es un final antiguo, rutinario y común, es un final deseado que se espera sin temor porque uno lo ha vivido ya muchas veces. Todo da igual.



Lugares comunes, Adolfo Aristarain