domingo, 17 de abril de 2011

hugo chavez y alberto fujimori








. Por Antonio Zapata


Ollanta Humala ha sido señalado incesantemente como chavista y seguirá soportando esta acusación en la segunda vuelta. La mayoría de medios de comunicación se apoya en ese vínculo para sostener la supuesta vocación dictatorial del comandante. Esa idea se fundamenta en la famosa escena del 2006, cuando Humala y su esposa estuvieron presentes, en Venezuela, en una actividad del presidente bolivariano, que elogió al comandante peruano.
Pero, a lo largo de muchos años, Hugo Chávez fue un eficiente aliado de Alberto Fujimori. Incluso, Venezuela sostuvo a Fujimori en el marco de los países andinos, después de la ilegal segunda vuelta del 2000, contra los propósitos de la oposición democrática peruana.
Para aquel entonces, Chávez estaba comenzando su ruta hacia el poder total y afirmando su prototipo caudillista. Por ello, no le interesaba que los demás países del continente, a través de la OEA, supervisen la democracia tutelada de Fujimori. El razonamiento de Chávez era claro. Si bloqueaba el esfuerzo de la OEA por impedir la re-reelección de Fujimori, luego dispondría de autonomía para imponer su propia dictadura disfrazada con piel democrática.
Chávez decidió librar una batalla en el Perú para eventualmente ganar la carambola. Por su parte, si perdía era en piel ajena y no sufría demasiado en su tierra. Esa cercanía de Chávez con Fujimori había sido intermediada por Vladimiro Montesinos y tenía una larga historia. No había comenzado el día anterior.
Cuando Alberto Fujimori cerró el Congreso y el Poder Judicial, a través del autogolpe de abril de 1992, el presidente de Venezuela, entonces Carlos Andrés Pérez, protestó enérgicamente y lideró la postura contra el reconocimiento a Fujimori. Como consecuencia, el mandatario peruano se la tenía jurada a Pérez. Ese mismo año 1992, Venezuela sufrió dos golpes de Estado, ambos fallidos. Uno fue protagonizado por el mismo Hugo Chávez y el otro por oficiales seguidores suyos. Estos vinieron a refugiarse al Perú, fueron recibidos en Iquitos y Montesinos les consiguió asilo. Ese favor sería útil en la fase final del gobierno de 1990.
Así, en octubre del 2000, la Venezuela de Chávez otorgó una visa de cortesía a Fujimori. Ello fue visto como altamente inusual, puesto que los presidentes en ejercicio no requieren una visa de ese tipo, sino que usan la diplomática. Ante el barullo, Fujimori declaró en El Comercio del 11 de octubre, “Hugo Chávez es mi amigo personal y en algún momento voy a visitarlo un fin de semana”. En ese momento, Fujimori estaba preparando su huida al Japón y utilizó a Venezuela como cortina de humo. En ese juego, Chávez le dio la mano.
Por su parte, Montesinos jugó todas sus fichas en tierra de Bolívar. Después de su segunda fuga, esta vez en el yate “Karisma”, se escondió en Venezuela, en una operación mal hecha, seguida de cerca por periodistas y políticos de oposición peruanos y venezolanos. Especialmente la periodista Patricia Poleo lo buscó incesantemente, mientras las autoridades venezolanas negaban la presencia del ex asesor peruano en su tierra. Pero ahí estaba y la negativa solo aumentaba la sospecha. Era un secreto a voces que Vladimiro Montesinos estaba escondido con conocimiento del mismo gobierno.
Poco antes de que la prensa lo ubique, Montesinos fue entregado por Venezuela en junio del 2001. Ketín Vidal lo trajo y encerró en prisión. ¿Seguirá ahí por mucho tiempo? Quizá no, porque muchos fujimoristas son nostálgicos de los buenos tiempos del tío Vladi.

Algunos medios de comunicación no querrán acordarse, pero Humala no es el aliado principal de Hugo Chávez en nuestra historia política, sino Fujimori. El manto autoritario hermana al Perú de la década de 1990 con la Venezuela de los últimos años.

El mito del modelo intocable

El mito del modelo intocable
Por Humberto Campodónico




Presentamos extractos de la entrevista que dimos a “Hildebrandt en sus trece”, realizada por Juana Gallegos, Edición # 50, 8 de abril del 2010.

“¿Qué pasaría si cambiamos algunos aspectos del modelo económico, significaría que “nos vamos al abismo”?

Parto de dos premisas. Uno: una nueva relación entre Estado y mercado. La economía del Perú, a diferencia de otros países de América Latina, ha quedado sustentada en la preeminencia del mercado y de las inversiones, así en general. Dos: el tipo de crecimiento económico debe traducirse en la diversificación del aparato productivo. No podemos quedarnos como un país primario-exportador donde el 70% de las exportaciones son minerales y petróleo.

Debemos avanzar hasta invertir esta proporción. Se necesita un Estado que guíe la inserción del país en una perspectiva que nos haga más competitivos. Tenemos la más baja inversión en ciencia y tecnología, solo el 0,15% del PBI, mientras que en Chile es 0,80% y en Francia es 3%.

¿Qué sucedería si ponemos un impuesto a las sobreganancias?

Hay empresas mineras que tienen contratos de estabilidad tributaria y que están blindados por la Constitución. Solo pueden ser modificados por acuerdo de las partes, sin considerar siquiera la intervención del Congreso. Fíjese, la ganancia de las empresas ha crecido desde los 90 cuando empezó la inversión. El precio del cobre, por ejemplo, era 90 centavos de dólar por libra y ahora está en US$ 4,30. Ya recuperaron su inversión, no habría ningún problema en negociar con las mineras. Pero, claro, ninguna te va a decir que va a dar parte de su ganancia voluntariamente. Tiene que haber un gobierno con voluntad política para hacerlo y plantearles que el Perú necesita una mayor participación en la explotación de sus recursos naturales.

Es un mito que eso significaría romper con el modelo. Radical sería otorgar subsidios indiscriminados o controlar la tasa de cambio. Es más, parece que nadie se ha dado cuenta de que existe el óbolo minero y que, más allá de que se trata de un monto pequeño, es el reconocimiento de que hay una ganancia extraordinaria.

¿Qué pasaría si fortalecemos a las instituciones reguladoras del Estado?

Además de Osinergmin y Osiptel, mire lo que pasa con Indecopi: se ha bajado el IGV y los aranceles para las medicinas contra el cáncer y el sida y los precios siguen igual de altos. Los únicos ganadores aquí terminan siendo los laboratorios que ponen de pretexto que “en el país hay libertad de precios”. Entonces mejor que restituyan el IGV para que el Estado no deje de recaudar ingresos tributarios.

Mire lo que pasa con las AFP, que cobran lo que les da la gana por comisión. El nivel de ingresos que obtienen supera ampliamente sus gastos. Dicen que eso es así porque estamos en una economía de “libre mercado”. La Superintendencia de Banca y Seguros plantea un proyecto de ley para regularlos y responden “es un acto inconstitucional”.

Lo que el sentido común dicta a la gente es que, con este modelo, cuando la marea sube no suben todos los botes, suben algunos y no los de ellos. Respecto a las prendas dumping, es extraordinario que se importen ternos por 9 soles y los vendan a 92, hablando de un precio hipotético. En Colombia, por ejemplo, se ha establecido un precio mínimo de 12 dólares para un jean importado, venga de donde venga. Aquí hay prendas que entran a 80 centavos de dólar el kilo y no pasa nada.

¿Es ir contra el modelo revisar la Constitución del 93 respecto a todo aquello que significó desmantelar los derechos laborales?

No. No solo es la Constitución del 93. La Ley del Trabajo está congelada en el Congreso desde el 2003, por eso persisten las services, así como las amenazas cuando se forman sindicatos. Estudiar los artículos sobre los derechos laborales no significa ir
contra el modelo. Otra cosa sería volver a la estabilidad laboral tipo Velasco que impedía a las empresas despedir a cualquiera.

Sin embargo, sin sindicatos importantes los trabajadores no pueden proteger sus derechos, lo dice la OIT. Los que dicen que esto sería “retroceder” son los que, verdaderamente, están atrasados y persisten en escucharse solo a sí mismos, mirándose el ombligo”. ......


Desgraciadamente la derecha esta recurriendo al argumento mas infeliz, de la mentira sin argumento alguno y que un sector de la poblacion, lamentablemente joven no analiza las dospisiciones y solamente se limita adecir: nos van quitar todo, esdecir temen perder el todo de la nada que tienen, mientras que los dueños del Peru quieren seguir teniendo el todo de todo. Lo que importa explicar es que la Constitucion por que esta no fue producto de una democracia sino de una dictadura, pero eso tiene sus plazos y requiere de un consenso politico, y si esto no se logra sencillamente no se hara, pero la mentira mas grande es que se quiere para una reeleccion olvidande precisamente que eso es lo que hizo el fujimorismo, el gobierno mas corrupto que se tenga memoria, que los jovenes recuerden.